MAESTRO ZEN WÚ DǍO - Sutra Cula hatthipadopama - Budismo zen Alicante.

El Sermón sobre el Símil de la Huella del Elefante, también conocido como el Cula hatthipadopama Sutta, es un texto sagrado dentro del budismo. En este sermón, el Buda Shakyamuni utiliza el símil de la huella del elefante para ilustrar el camino hacia la liberación del sufrimiento y la realización de la iluminación. El Buda utiliza este símil para transmitir la idea de que el camino hacia la iluminación puede ser difícil de descubrir al principio, pero una vez que se ha encontrado, es inequívoco y puede conducir a la liberación final del sufrimiento.

Imaginad un vasto bosque en el que un elefante ha dejado su huella. Esta huella es grande y distintiva, pero se encuentra en medio de un entorno complejo y confuso. Del mismo modo, el camino hacia la iluminación puede ser difícil de discernir en un mundo lleno de distracciones, deseos y apegos.

Sin embargo, al igual que un cazador experimentado puede rastrear a un elefante siguiendo su huella, los seguidores del camino budista pueden rastrear la verdad y alcanzar la iluminación a través de la comprensión de las Cuatro Nobles Verdades.

Las Cuatro Nobles Verdades son:

La verdad del sufrimiento: Reconocer que el sufrimiento es una parte inherente de la existencia humana. Incluye el sufrimiento físico, el sufrimiento mental y el sufrimiento causado por el cambio y la impermanencia.

La verdad del origen del sufrimiento: Comprender que el sufrimiento surge debido al apego, el deseo y la ignorancia. El apego a las cosas mundanas y la falta de comprensión de la verdadera naturaleza de la realidad son las causas fundamentales del sufrimiento.

La verdad de la cesación del sufrimiento: Darse cuenta de que el sufrimiento puede cesar. Al superar el apego y el deseo, y al desarrollar una comprensión profunda de la realidad, es posible alcanzar un estado de paz y liberación del sufrimiento.

La verdad del camino que conduce a la cesación del sufrimiento: Seguir el Noble Óctuple Sendero, que consta de ocho aspectos interrelacionados: visión correcta, intención correcta, discurso correcto, acción correcta, medio de vida correcto, esfuerzo correcto, atención correcta y concentración correcta. Estos aspectos del camino ofrecen una guía práctica para vivir una vida moral, sabia y consciente.

El Buda enfatiza que aquellos que siguen el camino deben tener una mente despierta y alerta. Deben cultivar cualidades como la sabiduría, la compasión y la moralidad. También advierte sobre los peligros del apego y las tentaciones mundanas, que pueden desviar a los practicantes del camino y mantenerlos atrapados en el ciclo del sufrimiento.

Este sermón es una valiosa guía para aquellos que buscan encontrar la verdad última y vivir una vida plena y significativa.

Cūḷahatthipadopama Sutta

Así lo he oído. En cierta ocasión, el Bienaventurado residía en Sāvatthī, en la arboleda de Jeta, en el parque de Anāthapiṇḍika. En aquella ocasión, por la mañana temprano, el brahmín Jāṇussoṇi salía de Sāvatthī en un carruaje todo blanco tirado por yeguas. Jāṇussoṇi, el brahmín, vio venir de lejos al asceta errante Pilotika. Al verle, le dijo así:

—¿De dónde viene a esta hora tan temprana el maestro Vacchāyana?

—Señor, vengo de estar con el asceta Gotama.

—¿Qué le parece al maestro Vacchāyana, el asceta Gotama tiene claridad de juicio? ¿Piensa que es sabio?

—¿Quién soy yo para saber si el asceta Gotama tiene claridad de juicio? Ciertamente, uno debería ser su igual para apreciar la claridad de juicio del asceta Gotama.

—Verdaderamente, el maestro Vacchāyana elogia sobremanera al asceta Gotama.

—¿Quién soy yo, señor, para elogiar al asceta Gotama? El asceta Gotama es elogiado por los más elogiados como el mejor entre dioses y hombres.

—¿Qué es lo que ve de bueno el maestro Vacchāyana en el asceta Gotama que tanto le respeta?

—Señor, al igual que un cazador de elefantes experimentado, entrando en un bosque donde viven elefantes, y viendo allí una gran huella de elefante, tanto de larga y tanto de ancha, llega a la conclusión: «Éste sí que es un gran elefante», de la misma forma, cuando vi las cuatro huellas del asceta Gotama, llegué a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado, la Enseñanza está bien explicada por el Bienaventurado, la Comunidad sigue el buen camino».

—¿Cuáles son esas cuatro huellas?

—He aquí, señor, que he visto a ciertos nobles muy doctos, inteligentes, versados en el debate con otros, muy sutiles en sus distinciones, que van por ahí con su sabiduría desmenuzando las concepciones de otros. Ésos, cuando oyen decir: «El asceta Gotama visitará tal pueblo o tal ciudad», se preparan y formulan una pregunta pensando: «Tras acercarnos al asceta Gotama le preguntaremos esto; si le preguntamos de esta forma nos responderá así, y le refutaremos de este modo; si le preguntamos de esta otra forma y nos responde así, de este otro modo le refutaremos».

»Luego, cuando se enteran: «El asceta Gotama está visitando tal pueblo o tal ciudad» se acercan a él y éste les deleita, alegra, motiva e instruye con una charla sobre la Enseñanza. Ellos complacidos, alegres, motivados e instruidos con una charla sobre la Enseñanza, ni siquiera le hacen ninguna pregunta al asceta Gotama. ¿Cómo, entonces, refutarle? Lo que sucede es que van y se hacen discípulos del asceta Gotama.

»Señor, cuando yo vi esta primera huella en el asceta Gotama llegue a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado, la Enseñanza está bien explicada por el Bienaventurado, la Comunidad sigue el buen camino».

»De nuevo, señor, he aquí que he visto a ciertos brahmines muy doctos, inteligentes, versados en el debate con otros, muy sutiles en sus distinciones, que van por ahí con su sabiduría desmenuzando las concepciones de otros. Ellos oyen… etc. [como antes]… y lo que sucede es que van y se hacen discípulos del asceta Gotama. Señor, cuando vi esta segunda huella del asceta Gotama llegué a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado, la Enseñanza está bien explicada por el Bienaventurado, la Comunidad sigue el buen camino».

»De nuevo, señor, he aquí que he visto a ciertos cabezas de familia muy doctos, inteligentes, versados en el debate con otros, muy sutiles en sus distinciones, que van por ahí con su sabiduría desmenuzando las concepciones de otros. Ellos oyen… etc. [como antes]… y lo que sucede es que van y se hacen discípulos del asceta Gotama. Señor, cuando vi esta tercera huella del asceta Gotama llegué a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado, la Enseñanza está bien explicada por el Bienaventurado, la Comunidad sigue el buen camino».

»De nuevo, señor, he aquí que he visto a ciertos ascetas muy doctos, inteligentes, versados en el debate con otros, muy sutiles en sus distinciones, que van por ahí con su sabiduría desmenuzando las concepciones de otros. Ellos oyen… etc. [como antes]… y lo que sucede es que van y piden permiso al asceta Gotama para pasar de la vida en el hogar a la vida sin hogar, y el asceta Gotama les concede el tránsito. Los que así han dado el paso y están viviendo solos, retirados, diligentes, fervorosos y resueltos, logran sin tardanza, en este mismo mundo, experimentando por sí mismos con conocimiento superior, alcanzar y permanecer en aquella insuperable consumación de la vida de santidad por la que los hijos de cualquier familia dejan el hogar, y hacen bien, para salir a la vida sin hogar. Ellos dicen así: «En verdad que antes estábamos casi perdidos, a punto de perecer, cuando nos llamábamos ascetas y no lo éramos, nos llamábamos brahmines y no lo éramos, nos decíamos santos y no lo éramos; sin embargo ahora sí somos ascetas, ahora somos brahmines, ahora somos santos».

»Señor, cuando vi esta cuarta huella del asceta Gotama llegué a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado, la Enseñanza está bien explicada por el Bienaventurado, la Comunidad sigue el buen camino».

Dicho esto, el brahmín Jāṇussoṇi bajó del carro todo blanco tirado por yeguas, se arregló el manto sobre un hombro y, alzando las manos en saludo reverencial hacia el Bienaventurado, exclamó tres veces lo siguiente:

—Loado sea el Bienaventurado, santo y completamente iluminado.

Loado sea el Bienaventurado, santo y completamente iluminado.

Loado sea el Bienaventurado, santo y completamente iluminado.

Sería bueno que antes o después coincidiéramos con el maestro Gotama y quizás podríamos tener algo de conversación con él.

Entonces el brahmín Jāṇussoṇi fue adonde estaba el Bienaventurado, se le acercó e intercambió saludos con él. Terminada aquella charla amigable y cortés, se sentó a un lado. Una vez sentado, el brahmín Jāṇussoṇi relató al Bienaventurado toda su conversación con el asceta errante Pilotika.

Cuando lo hubo contado, el Bienaventurado dijo al brahmín Jāṇussoṇi:

—Brahmín, con esto, el símil de la huella del elefante aún no está completamente detallado. Para que el símil de la huella del elefante esté completamente detallado, escucha con cuidadosa atención y hablaré.

—Sí, señor —contestó el brahmín Jāṇussoṇi al Bienaventurado.

El Bienaventurado dijo así:

—Brahmín, supongamos que un cazador de elefantes entra en un bosque donde viven elefantes y ve una gran huella de elefante, tanto de larga y tanto de ancha; si es un cazador de elefantes experimentado no llega sin más a la conclusión: «Éste sí que es un gran elefante». Y ¿por qué? Pues, brahmín, porque en un bosque de elefantes hay hembras de elefante que son pequeñas de talla pero con patas grandes, y esta huella podría ser de una de ellas. Él sigue por el bosque y ve una gran huella de elefante, larga, ancha y, en lo alto, arañazos; alguien que sea un cazador de elefantes experimentado no llega todavía a la conclusión: «Éste sí que es un gran elefante». Y ¿por qué? Pues, brahmín, porque en un bosque de elefantes hay hembras de elefante de gran talla con dientes salientes y patas grandes, y esta huella podría ser de una de ellas. Él sigue por el bosque y ve una gran huella de elefante, larga, ancha, arañazos en lo alto y tajos hechos por colmillos; si es un cazador de elefantes experimentado no llega todavía a la conclusión: «Éste sí que es un gran elefante». Y ¿por qué? Pues, brahmín, porque en un bosque de elefantes hay hembras de elefante de gran talla con colmillos y patas grandes, y esta huella podría ser de una de ellas. Él sigue por el bosque y ve una gran huella, larga, ancha, arañazos en lo alto, tajos hechos por colmillos y ramas rotas. Entonces ve a un gran elefante macho al pie de un árbol o en campo abierto, caminando, de pie, sentado o recostado; sólo entonces llega a la conclusión: «Éste sí que es un gran elefante».

»De la misma manera, brahmín, he aquí que un Tathāgata aparece en el mundo, santo, completamente iluminado, perfecto de saber y buena conducta, bien encaminado, conocedor del universo, insuperable guía de los seres humanos por adiestrar, maestro de dioses y hombres, iluminado, bienaventurado.

»Éste, habiendo experimentado por sí mismo con conocimiento superior, da a conocer este mundo con sus divinidades, sus Māra y Brahmā, a esta humanidad con sus ascetas y brahmines, con sus gobernantes y plebeyos. Él expone la Enseñanza que es buena en su principio, buena en su medio, y buena en su fin, tanto en la letra como en el espíritu, él proclama la vida de santidad lograda en su integridad y completamente pura.

»Un cabeza de familia o el hijo de un cabeza de familia o alguien nacido en cualquier otro clan escucha la Enseñanza. Al escucharla, nace en él la confianza en el Tathāgata. Dotado de esa confianza que ha nacido en él, reflexiona así: «La vida en el hogar está llena de estorbos e impurezas. La vida sin hogar es al aire libre. No es fácil, viviendo en un hogar, practicar la vida de santidad en su máxima integridad y completamente pura hasta el final, brillante como la madreperla. ¿Y si me cortase cabellos y barba, me pusiese el hábito anaranjado y dejase el hogar para salir a la vida sin hogar?».

»Y al cabo de poco tiempo, liberado de todos sus bienes, sean muchos o pocos, y liberado de sus parientes, sean muchos o pocos, cortándose los cabellos y la barba, y poniéndose el hábito anaranjado, da el paso de la vida en el hogar a la vida sin hogar.

»El asceta que así ha dado el paso, entra en la forma de vida y disciplina de los monjes:

»Renunciando a la muerte de seres vivientes, se abstiene de matar a seres vivientes. Dejando a un lado el garrote y dejando a un lado la espada, humilde y bondadoso, vive benévolo y compasivo para con todos los seres vivientes.

»Renunciando a lo que no le es dado, se abstiene de tomar lo que no le es dado, sólo toma lo que le ofrecen y con ello se contenta, y sin robar, vive con el ánimo puro.

»Renunciado a la vida sin castidad, se consagra a la vida de castidad, apartado del mal y absteniéndose del común trato carnal.

»Renunciando a la mentira, se abstiene de mentir, dice la verdad, es fiel a la verdad, es digno de confianza, es fiable y no engaña al mundo.

»Renunciando al hablar malicioso, se abstiene de hablar maliciosamente, lo que oye aquí no lo repite allí para provocar disensión entre los de allá y los de aquí, y lo que oye allá no lo repite aquí para provocar disensión entre los de aquí y los de allá, une a los que están divididos, promueve la armonía de los que están unidos, le divierte la concordia, disfruta y goza con ella diciendo palabras que tienden a fomentarla.

»Renunciando al hablar grosero, se abstiene de hablar groseramente, todo su hablar es amistoso, agradable al oído, afable, que llega al corazón, cortés, querido y preferido por muchos.

»Renunciando al hablar frívolo, se abstiene de hablar frívolamente, sus palabras son oportunas, verídicas, provechosas, habla de la Enseñanza y de la Disciplina, a su debido tiempo, dice palabras dignas de atesorarse, razonadas, moderadas y beneficiosas.

»Se abstiene de dañar semillas o plantas vivientes. Come una sola vez al día, no se alimenta a deshora, ni por la noche.

»Se abstiene de bailes, cantos, músicas y espectáculos frívolos.

»Se abstiene del uso de guirnaldas, perfumes y cosméticos, así como de alhajas y otros adornos de la persona.

»Se abstiene del uso de lechos ni muy altos ni muy anchos.

»No acepta oro ni plata. No acepta grano sin cocer ni carne cruda. No acepta mujeres, sean mayores o jóvenes; no acepta esclavos ni esclavas, ni cabras, ni ovejas, ni cerdos, ni aves de corral, ni ganado, caballos o elefantes, ni campos o terrenos.

»Se abstiene de llevar encargos o de hacer de mensajero. Se abstiene de comprar o vender. Se abstiene del uso de medidas, metales o pesos falsos. Se abstiene de cualquier género de corrupción, soborno, fraude o engaño. Se abstiene de cualquier acto de violencia, robo, asalto, secuestro, asesinato o tortura.

»Se contenta con un manto para proteger su cuerpo y con un cuenco en el que recibir la comida para sustentar su estómago, y así, dondequiera que va, lleva eso consigo. Libre como un pájaro que, vuele adonde vuele, no lleva otra carga más que sus alas, así va el monje por doquier con su manto y su cuenco de comida.

»Dotado de este noble conjunto de virtudes, experimenta interiormente una felicidad sin tacha. Cuando ve una forma con la vista no se aferra ni a sus características ni a sus detalles, ya que al que vive con una facultad visual descontrolada le pueden invadir estados mentales perjudiciales o nocivos de aflicción y avidez; practicando el control, protege la facultad visual y se dedica a controlar la facultad visual. Cuando oye un sonido con el oído… huele un olor con el olfato… gusta un sabor con el gusto… toca algo tangible con el tacto… tiene conciencia de un pensamiento con la mente, no se aferra ni a sus características ni a sus detalles, ya que al que vive con una facultad mental descontrolada le pueden invadir estados mentales perjudiciales o nocivos de aflicción y avidez; así practica el control, protege la facultad mental y se dedica a controlar la facultad mental. Practicando así este noble control de las facultades, experimenta en su interior una felicidad sin tacha.

»Actúa con plena lucidez en todo lo que hace, ya sea yendo o viniendo… mirando adelante o mirando a su alrededor… encogiéndose o estirándose… llevando la túnica, el cuenco y el manto… comiendo, bebiendo, masticando, saboreando… defecando u orinando… caminando, de pie, sentado, dormido, despierto, hablando o en silencio, actúa con plena lucidez.

»Dotado de este Noble conjunto de virtudes, dotado de este noble control de las facultades y dotado de esta Noble atención y lucidez, se instala en un lugar de residencia aislado, un bosque, el pie de un árbol, una colina, un barranco, una cueva de montaña, un cementerio, una selva, una llanura, un montón de paja. De vuelta de recolectar la comida que le ofrecen, después de haber comido, se sienta con las piernas cruzadas y, habiendo cruzado las piernas, pone su cuerpo erguido y enfoca la atención en torno a la boca.

»Renunciando a la codicia por lo mundano, permanece con una mente libre de codicia, limpiándose la mente de codicia.

»Renunciando al odio y a la malevolencia, permanece con una mente libre de malevolencia y, limpiándose la mente de odio y de malevolencia, vive benévolo y compasivo para con todos los seres vivos.

»Renunciando a la pereza y apatía, permanece libre de pereza y apatía, con la mente despejada, lúcido y atento, limpiándose la mente de pereza y apatía.

»Renunciando al desasosiego y a la ansiedad, permanece sereno, con paz interior en la mente, limpiándose la mente de desasosiego y ansiedad.

»Renunciando a la duda, permanece libre de duda, sin confusiones sobre lo que es provechoso, limpiándose la mente de duda.

»Renunciando a estos cinco impedimentos, impurezas de la mente que debilitan la sabiduría, apartado del deseo de los sentidos, apartado de lo que es perjudicial, alcanza y permanece en la primera abstracción meditativa, en la que hay gozo y felicidad nacidos del apartamiento y va acompañada de ideación y reflexión. Esto, brahmín, se denomina la huella del Tathāgata, los arañazos del Tathāgata, los tajos del Tathāgata. El Noble Discípulo, sin embargo, no llega todavía a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado, la Enseñanza está bien explicada por el Bienaventurado, la Comunidad sigue el buen camino».

»Luego, brahmín, al cesar la ideación y la reflexión, el monje alcanza y permanece en la segunda abstracción meditativa, en la que hay gozo y felicidad nacidos de la concentración, está libre de ideación y reflexión, y va acompañada de unificación de la mente y serenidad interior.

»Esto, brahmín, se denomina la huella del Tathāgata… etc. [como antes]. El Noble Discípulo, sin embargo, no llega todavía a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado.‥».

»Luego, brahmín, al desvanecerse el gozo, el monje permanece ecuánime, atento y lúcido, experimentando con el cuerpo aquel estado de felicidad que los Nobles llaman: «Vivir feliz, atento y ecuánime», con lo que alcanza y permanece en la tercera abstracción meditativa.

»Esto, brahmín, también se denomina la huella del Tathāgata… etc. [como antes]. El Noble Discípulo, sin embargo, no llega todavía a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado…».

»Luego, brahmín, al renunciar al placer, al renunciar al dolor, y previa desaparición de la alegría y la aflicción, el monje alcanza y permanece en la cuarta abstracción meditativa, sin dolor ni placer, completamente purificada por la atención y la ecuanimidad.

»Esto, brahmín, también se denomina la huella del Tathāgata… etc. [como antes]. El Noble Discípulo, sin embargo, no llega todavía a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado…».

»Entonces, con la mente así concentrada, completamente purificada, nítida, intachable, libre de impurezas, maleable, dispuesta para la acción, equilibrada, inmutable, dirige la mente hacia el conocimiento y recuerdo de sus vidas anteriores. Recuerda sus múltiples vidas anteriores, es decir, un nacimiento, dos, tres, cuatro, cinco, diez, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta, cien, mil, cien mil nacimientos, muchos ciclos cósmicos de contracción, muchos ciclos cósmicos de expansión, muchos ciclos cósmicos de contracción y expansión: «Allí, así me llamaba, tal era mi familia, tal era mi apariencia, tal era mi alimento, así experimenté placer y dolor, tanto así duró mi vida, allí fallecí y en otra parte reaparecí, allí, así me llamaba, tal era mi familia, tal era mi apariencia, tal era mi alimento, así experimenté placer y dolor, tanto así duró mi vida, allí fallecí y aquí reaparecí».

»Así, recuerda sus múltiples vidas anteriores con sus características y detalles. Esto, brahmín, también se denomina la huella del Tathāgata… etc. [como antes]. El Noble Discípulo, sin embargo, no llega todavía a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado…».

»Entonces, con la mente así concentrada, completamente purificada, nítida, intachable, libre de impurezas, maleable, dispuesta para la acción, equilibrada, inmutable, dirige la mente hacia el conocimiento del nacer y morir de los seres. Con el ojo divino purificado, que va más allá del humano, ve a los seres falleciendo y reapareciendo, conoce a los seres inferiores, superiores, bellos, feos, afortunados, desafortunados según sus acciones anteriores y sabe: «Ciertamente, los seres de mala conducta corporal, de mala conducta verbal, de mala conducta mental, que insultan a los Nobles, que sostienen concepciones erróneas, cuyas acciones se derivan de concepciones erróneas, tras la muerte y descomposición del cuerpo reaparecen en la perdición, en un mal destino, en lugares de sufrimiento, en los infiernos. Pero, señor, aquellos seres de buena conducta corporal, de buena conducta verbal, de buena conducta mental, que no insultan a los Nobles, que sostienen concepciones verdaderas, cuyas acciones se derivan de concepciones verdaderas, tras la muerte y descomposición del cuerpo reaparecen en un buen destino, en algún mundo celestial».

»Así, con el ojo divino purificado que va más allá del humano, ve a los seres falleciendo y reapareciendo, conoce a los seres inferiores, superiores, bellos, feos, afortunados, desafortunados y sabe que renacen según sus acciones anteriores.

»Esto, brahmín, también se denomina la huella del Tathāgata… etc. [como antes]. El Noble Discípulo, sin embargo, no llega todavía a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado…».

»Entonces, con la mente así concentrada, completamente purificada, nítida, intachable, libre de impurezas, maleable, dispuesta para la acción, equilibrada, inmutable, dirige la mente hacia el conocimiento de la aniquilación de las corrupciones.

»Sabe tal y como es: «Esto es el sufrimiento», sabe tal y como es: «Éste es el origen del sufrimiento», sabe tal y como es: «Éste es el cesar del sufrimiento», sabe tal y como es: «Éste es el camino que lleva al cesar del sufrimiento»; sabe tal y como son: «Éstas son las corrupciones», sabe tal y como es: «Éste es el origen de las corrupciones», sabe tal y como es: «Éste es el cesar de las corrupciones», sabe tal y como es: «Éste es el camino que lleva al cesar de las corrupciones».

»Esto, brahmín, también se denomina la huella del Tathāgata, los arañazos del Tathāgata, los tajos del Tathāgata. El Noble Discípulo no ha llegado a la conclusión todavía, si bien está ya llegando: «El Bienaventurado está completamente iluminado, la Enseñanza esta bien explicada por el Bienaventurado, la Comunidad sigue el buen camino». Cuando sabe y ve así, su mente está liberada de la corrupción de los deseos de los sentidos, la mente está liberada de la corrupción del devenir, la mente está liberada de la corrupción de la ignorancia. Cuando está liberado, sabe que está liberado y sabe: «Aniquilado el renacer, cumplida la vida de santidad, hecho lo que había que por hacer, no hay ya más devenir».

»Esto, brahmín, también se denomina la huella del Tathāgata, los arañazos del Tathāgata, los tajos del Tathāgata. Aquí, brahmín, es cuando el Noble Discípulo llega a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado, la Enseñanza está bien explicada por el Bienaventurado, la Comunidad sigue el buen camino».

»Aquí, brahmín, es cuando el símil de la huella del elefante queda completo con todo detalle».

Habiendo dicho esto el Bienaventurado, el brahmín Jāṇussoṇi le habló así:

—¡Excelente maestro Gotama, excelente maestro Gotama! En verdad, maestro Gotama, como uno que levanta lo caído, o revela lo oculto, o indica el camino al extraviado, o alza un candil en la oscuridad pensando: «los que tengan ojos, que vean», así es como el Bienaventurado explica la Enseñanza de diversas maneras. Yo voy por refugio al maestro Gotama, a la Enseñanza y a la Comunidad de monjes. Ruego al maestro Gotama que de hoy en adelante me considere como un devoto laico venido a él por refugio para toda la vida.

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Fuente: Majjhima Nikaya 27 - Cūḷahatthipadopama Sutta
Traducción del pali: Amadeo Solé-Leris & Abraham Vélez de Cea