MAESTRO ZEN WÚ DǍO - Sutra Caṅkī - Budismo zen Alicante.

En esta enseñanza sobre la importancia de reconocer las cualidades y virtudes de las personas, también conocido como Caṅkī Sutta, el Buddha Shakyamuni resalta la importancia de cultivar cualidades morales y espirituales, y cómo estas cualidades son fundamentales para determinar la grandeza y la dignidad de una persona. También, destaca la importancia de reconocer y honrar a aquellos que han alcanzado una mayor comprensión y sabiduría espiritual, independientemente de su estatus social o riqueza material.

El diálogo entre el brahmín Caṅkī y los otros brahmines revela un contraste entre las percepciones mundanas de la grandeza y la verdadera grandeza espiritual representada por el Bienaventurado (también conocido como el Buda Gautama). Los brahmines tratan de persuadir a Caṅkī para que no visite al Buda, argumentando que el Buda debería ir a ver a Caṅkī debido a su noble linaje, riqueza, conocimiento y estatus social elevado. Sin embargo, Caṅkī responde destacando las cualidades esenciales del Buda y su renuncia a las posesiones mundanas y los lazos familiares.

Caṅkī reconoce que el Buda es alguien de linaje puro, virtuoso y perfectamente iluminado. Destaca las cualidades morales del Buda, su elocuencia y su capacidad para transmitir significado a través de sus palabras. También menciona que el Buda ha renunciado a la riqueza material y la vida familiar para seguir un camino espiritual, y ha obtenido una gran reputación y seguidores por sus enseñanzas. A través de estas cualidades, el Buda ha llegado a ser considerado como una guía incomparable y venerado por muchos hombres, reyes y brahmines.

El mensaje subyacente es que la verdadera grandeza no se basa en factores externos como la riqueza, el linaje o el estatus social, sino en el desarrollo interno y las cualidades espirituales de una persona. El Buda es presentado como un ejemplo de alguien que ha cultivado estas cualidades y ha alcanzado la iluminación espiritual.

Además, el pasaje también destaca la importancia de reconocer y honrar a aquellos que poseen virtudes y sabiduría espiritual, en lugar de simplemente enfocarse en su estatus social o riqueza material. Caṅkī reconoce la importancia de visitar al Buda y muestra respeto hacia él debido a sus cualidades espirituales, a pesar de su propio estatus social y riqueza.

Caṅkī Sutta

Así lo he oído. En cierta ocasión, el Bienaventurado estaba caminando por Kosala acompañado por una gran comunidad de monjes, cuando llegó a un pueblo de brahmines llamado Opasāda. Allí, el Bienaventurado tomó residencia al norte de Opasāda, en el soto de árboles sāla llamado «arboleda de los dioses». En aquel tiempo, el brahmín Caṅkī habitaba en Opasāda, lugar populoso con abundancia de pastos, leña, agua y grano, propiedad de la corona, cuyo gobierno le había sido confiado, como don real, por el rey Pasenadi de Kosala.

Los seglares brahmines oyeron decir: «El asceta Gotama, hijo de los Sakyas, quien dejó la familia por la vida sin hogar, está caminando por Kosala acompañado por una gran comunidad de monjes, y ha llegado a Opasāda. De él se dicen grandes cosas: que el Bienaventurado es santo, completamente iluminado, perfecto de saber y buena conducta, bien encaminado, conocedor del universo, insuperable guía de los seres humanos por adiestrar, maestro de dioses y hombres, iluminado, bienaventurado. Habiéndolo experimentado por sí mismo con conocimiento superior, él da a conocer este mundo con sus divinidades, sus Māra y Brahmā, a esta humanidad con sus ascetas y brahmines, con sus gobernantes y plebeyos. Él expone la Enseñanza que es buena en su principio, buena en su medio y buena en su fin, tanto en la letra como en el espíritu, él proclama la vida de santidad lograda en su integridad y completamente pura. Es bueno ir a ver a los que son así de santos».

Entonces, los brahmines, habiendo partido de Opasāda en grupos más o menos numerosos, se dirigían hacia el norte, a la entrada de la arboleda de los dioses, en el soto de árboles sāla. A aquella hora del día, el brahmín Caṅkī estaba descansando en la parte superior del palacio. Vio a los brahmines, que habiendo partido de Opasāda en grupos más o menos numerosos, se dirigían hacia el norte, a la entrada de la arboleda de los dioses, en el soto de árboles sāla. Al verles, preguntó a uno de sus ministros:

—¿Por qué, señor ministro, los brahmines, habiendo partido de Opasāda en grupos más o menos numerosos, se dirigen hacia el norte, a la entrada de la arboleda de los dioses, en el soto de árboles sāla?

—Pues, señor, porque allí está el asceta Gotama, hijo de los Sakyas, quien dejó la familia… [se repite lo anterior]… Es bueno ir a ver a los que son así de santos. Van a hacia donde está el honorable Gotama.

—Entonces, señor ministro, ve adonde están los brahmines de Opasāda, acércate a ellos y díles: «Señores, el brahmín Caṅkī dice: “Esperad, honorables, el brahmín Caṅkī también vendrá a ver al asceta Gotama”».

—Sí, señor. —Y habiendo escuchado al brahmín Caṅkī, el ministro fue adonde estaban los brahmines de Opasāda, se acercó a ellos y se lo dijo.

En aquella época, por una u otra razón, vivían en Opasāda quinientos brahmines procedentes de diversos reinos. Los brahmines oyeron: «El brahmín Caṅkī irá a ver al asceta Gotama». Entonces, los brahmines fueron adonde estaba el brahmín Caṅkī, se le acercaron y le preguntaron:

—¿Es cierto, honorable Caṅkī, que iréis a ver al asceta Gotama?

—Así es, señores, yo iré a ver al asceta Gotama.

—No vayáis a ver al asceta Gotama, honorable Caṅkī, no es digno del honorable Caṅkī ir a ver al asceta Gotama. Al contrario, es el asceta Gotama quien debería venir a ver al honorable Caṅkī. El honorable Caṅkī es de puro abolengo por ambas partes, tanto por parte del padre como por parte de la madre hasta la séptima generación de antepasados, es de linaje intachable e inmaculado. Por eso no es digno del honorable Caṅkī ir a ver al asceta Gotama. Al contrario, es el asceta Gotama quien debería venir a ver al honorable Caṅkī.

»El honorable Caṅkī es pudiente, muy rico y acaudalado; el honorable Caṅkī conoce bien los tres Veda con su vocabulario, ritual, fonología, etimología y las narraciones históricas como quinta disciplina, y está versado en poética, gramática, cosmología y en las señales que distinguen a los grandes varones.

»El honorable Caṅkī está bien proporcionado, es bello, agradable, excelente, tiene un aspecto inmejorable, color perfecto, porte perfecto, digno de ser contemplado.

»El honorable Caṅkī es moralmente íntegro, ha madurado las virtudes y las ha llevado a su plenitud. El honorable Caṅkī posee buena voz, es elocuente, sus palabras son corteses, claras, bien dichas y transmiten su significado. El honorable Caṅkī es maestro de muchos maestros, y educa a trescientos jóvenes brahmines en la recitación de himnos védicos. El honorable Caṅkī es honrado, respetado, apreciado, venerado y estimado por el rey Pasenadi de Kosala y por el brahmín Pokkharasāti. El honorable Caṅkī habita en Opasāda, lugar populoso con abundancia de pastos, leña, agua y grano, propiedad de la corona y cuyo gobierno le ha sido confiado, como don real, por el rey Pasenadi de Kosala. Por eso es por lo que no es digno del honorable Caṅkī ir a ver al asceta Gotama. Al contrario, es el asceta Gotama quien debería venir a ver al honorable Caṅkī».

Dicho que hubieron esto, el brahmín Caṅkī dijo a los brahmines: «Bueno, señores, ahora escuchad por qué debo ser yo el que vaya a ver al honorable Gotama y no es digno del honorable Gotama venir a verme a mí: El asceta Gotama, señores, es de puro abolengo por ambas partes, tanto por parte del padre como por parte de la madre hasta la séptima generación de antepasados, es de linaje intachable e inmaculado. Por eso no es digno del honorable Gotama venir a verme. Al contrario, soy yo quien debe ir a ver al honorable Gotama.

»En verdad que el asceta Gotama, señores, ha dado el paso abandonando gran cantidad de oro y riquezas, tierras e inmuebles.

»En verdad que el asceta Gotama, señores, siendo todavía un joven pelinegro, dotado del divino tesoro de la juventud, en la flor de la vida, aun contraviniendo la voluntad de sus padres, que lloraban y gemían, se afeitó pelo y barba, se puso el hábito anaranjado y dio el paso de la vida del hogar a la vida sin hogar.

»En verdad que el asceta Gotama, señores, está bien proporcionado, es bello, agradable, excelente, tiene un aspecto inmejorable, color perfecto, porte perfecto, digno de ser contemplado.

»En verdad que el asceta Gotama, señores, es moralmente íntegro, ha madurado las virtudes y las ha llevado a su plenitud.

»En verdad que el asceta Gotama, señores, posee buena voz, es elocuente, sus palabras son corteses, claras, bien dichas y transmiten su significado.

»En verdad que el asceta Gotama, señores, es maestro de muchos maestros.

»En verdad que el asceta Gotama, señores, ha eliminado la concupiscencia y carece de vanidad.

»En verdad que el asceta Gotama, señores, enseña la doctrina de acción moral, la doctrina del obrar moral y no tiene nada en contra de la casta de los brahmines.

»En verdad que el asceta Gotama, señores, al dar el paso dejó una familia respetable, una buena familia de nobles guerreros.

»En verdad que el asceta Gotama, señores, al dar el paso dejó una familia pudiente, muy rica y acaudalada.

»En verdad que al asceta Gotama, señores, viene la gente desde reinos y territorios muy lejanos para consultarle.

»En verdad que al asceta Gotama, señores, han ido por refugio para toda la vida muchos miles de dioses.

»En verdad que el asceta Gotama, señores, goza de esta buena reputación: «El Bienaventurado es santo, completamente iluminado, perfecto de saber y buena conducta, bien encaminado, conocedor del universo, insuperable guía de los seres humanos por adiestrar, maestro de dioses y hombres, iluminado, bienaventurado».

»En verdad que el asceta Gotama, señores, posee las treinta y dos señales que distinguen a los grandes varones.

»En verdad que al asceta Gotama, señores, han ido por refugio para toda la vida el rey Seniya Bimbisāra de Maghada, su esposa e hijos.

»En verdad que al asceta Gotama, señores, han ido por refugio para toda la vida el brahmín Pokkharasāti, su esposa e hijos.

»En verdad que el asceta Gotama, señores, ha llegado a Opasāda, reside al norte de Opasāda, en la arboleda de los dioses, en el soto de árboles sāla.

»Cualquier asceta o brahmín que venga a las residencias de nuestra ciudad, es nuestro huésped; y como tal hemos de honrarle, respetarle, apreciarle y venerarle.

»Pues bien, señores, el asceta Gotama ha llegado a Opasāda, reside al norte de Opasāda, en la arboleda de los dioses, en el soto de árboles sāla, es nuestro huésped; y como tal hemos de honrarle, respetarle, apreciarle y venerarle.

»Por eso no es digno del honorable Gotama venir a verme. Al contrario, soy yo quien debe ir a ver al honorable Gotama.

»Hasta aquí, señores, lo que yo sé de las cualidades del honorable Gotama, pero aquí no acaban las cualidades del honorable Gotama; sus cualidades son innumerables.

»Por eso no es digno del honorable Gotama venir a verme. Al contrario, soy yo quien debe ir a ver al honorable Gotama.

»Pues bien, señores, vayamos todos a ver al asceta Gotama».

Entonces, el brahmín Caṅkī, acompañado de un grupo muy numeroso de brahmines fue adonde estaba el Bienaventurado, se le acercó e intercambió saludos con él. Terminada aquella charla amigable y cortés, se sentó a un lado. En aquel momento, el Bienaventurado estaba sentado con un grupo de brahmines muy venerables terminando una charla amigable y cortés sobre varios temas. Con ellos estaba también un joven brahmín llamado Kāpaṭ hika, un adolescente de dieciséis años con la cabeza afeitada, que conocía bien los tres Veda con su vocabulario, ritual, fonología, etimología y las cinco narraciones históricas como quinta disciplina, y estaba versado en poética, gramática, cosmología y en las señales que distinguen a los grandes varones.

De vez en cuando, interrumpía y se entrometía en la conversación que el Bienaventurado mantenía con los venerables brahmines. Entonces, el Bienaventurado llamó la atención al joven brahmín:

—Que el venerable Bhāradvāja deje de interrumpir y entrometerse en la conversación que mantengo con los venerables brahmines, que el venerable Bhāradvāja espere a que terminemos.

Dicho esto, el brahmín Caṇkā dijo al Bienaventurado:

—Que el honorable Gotama no llame la atención al joven brahmín Kāpaṭ hika. El joven brahmín Kāpaṭ hika es de buena familia, es muy culto, elocuente y sabio, está capacitado para dialogar con el honorable Gotama.

Entonces, el Bienaventurado pensó: «Muy ducho ha de ser en la palabra del triple conocimiento el joven brahmín Kāpaṭ hika, para que tanto lo alaben los brahmines».

Entonces, el brahmín Kāpaṭ hika pensó: «Cuando el asceta Gotama me mire, le haré una pregunta».

Entonces, conociendo con su mente lo que pensaba el joven brahmín Kāpaṭ hika, el Bienaventurado le dirigió la mirada.

Entonces el joven brahmín Kāpaṭ hika pensó: «El asceta Gotama me está prestando atención, ¿y si le hiciera una pregunta?».

Entonces, el joven brahmín Kāpaṭ hika dijo al Bienaventurado:

—Honorable Gotama, con respecto a los antiguos himnos védicos, a las colecciones de estrofas transmitidas oralmente de generación en generación, los brahmines llegan con total certeza a la conclusión: «Esto es la verdad y lo demás es falso». ¿Qué tiene que decir de esto el honorable Gotama?

—Pues, Bhāradvāja, ¿hay entre los brahmines, uno solo que diga: «Conozco esto, veo esto: esto es la verdad y lo demás es falso»?

—No, honorable Gotama.

—Entonces, Bhāradvāja, ¿hay entre los brahmines, uno solo de sus maestros o uno solo de los maestros de sus maestros hasta la séptima generación de maestros que diga: «Yo conozco esto, veo esto: esto es la verdad y lo demás es falso»?

—No, honorable Gotama.

—Pues entonces, Bhāradvāja, ¿hay entre los brahmines videntes del pasado, los autores de los himnos, los transmisores de los himnos, los que recitaron, promulgaron y compilaron los antiguos himnos védicos que aun hoy entonan y declaman los brahmines, declamando sus palabras, repitiendo lo que dijeron, a saber, Aṭ ṭ haka, Vāmaka, Vāmadeva, Vessāmitta, Yamataggi, Angirasa, Bhāradvāja, Vāseṭ ṭ ha, Kassapa y Bhaggu, uno solo que diga: «Yo conozco esto, veo esto: esto es la verdad y lo demás es falso»?

—No, honorable Gotama.

—Luego entonces, Bhāradvāja, no hay entre los brahmines, uno solo que diga: «Yo conozco esto, veo esto: esto es la verdad y lo demás es falso». Ni hay entre los brahmines uno solo de sus maestros… [como antes]… Ni hay entre los brahmines videntes del pasado… [como antes]… uno solo que diga: «Yo conozco esto, veo esto: esto es la verdad y lo demás es falso».

»O sea, Bhāradvāja, que es como una fila de ciegos que van de la mano, el primero no ve, el del medio no ve, el último no ve. ¿No te parece, Bhāradvāja, que siendo así, la fe de los brahmines carece de fundamento?

—No, honorable Gotama, los brahmines no veneran algo solamente por fe, también lo veneran por tradición.

—Bhāradvāja, antes te basabas en la fe, ahora te basas en la tradición. Hay cinco cosas, Bhāradvāja, que en este mismo mundo pueden resultar de dos maneras.

»¿Cuáles son?, la fe, la preferencia, la tradición, la demostración analítica, la aceptación racional de una opinión. Estas son, Bhāradvājo, las cinco cosas que pueden resultar de dos maneras.

»Algo puede aceptarse por fe y ser vacío, huero, falso; y algo puede no aceptarse por fe y ser real, verdadero y cierto.

»Algo puede aceptarse por preferencia… por tradición… por estar bien demostrado analíticamente… por ser muy razonable, y ser vacío, huero, falso; y algo puede no aceptarse por preferencia… por tradición… por estar mal demostrado analíticamente… por ser poco razonable, y ser real, verdadero y cierto.

»Así pues, Bhāradvāja, para el sabio dedicado a salvaguardar la verdad, ahí no hay razón suficiente para llegar con total certeza a la conclusión: «Esto es la verdad y lo demás es falso».

—¿Cómo entonces, honorable Gotama, salvaguardar la verdad? ¿Cómo se salvaguarda la verdad?, preguntamos al honorable Gotama por la salvaguardia de la verdad.

—Si alguien por fe, Bhāradvāja, dice: «Ésta es mi fe», de él se dice que salvaguarda la verdad, pero todavía no llega con total certeza a la conclusión: «Esto es la verdad y lo demás es falso». Así, Bhāradvāja, se salvaguarda la verdad, así es como se salvaguarda la verdad, así es como enseñamos la salvaguardia de la verdad, pero eso no es aún el despertar a la verdad.

»Si alguien por preferencia, Bhāradvāja,… por tradición… por demostración analítica… por ser razonable dice: «Ésta es mi preferencia… mi tradición… mi demostración analítica… este es mi razonamiento», de él se dice que salvaguarda la verdad, pero todavía no llega con total certeza a la conclusión: «Esto es la verdad y lo demás es falso»… Así, Bhāradvāja, se salvaguarda la verdad, así es como se salvaguarda la verdad, así es como enseñamos la salvaguardia de la verdad, pero eso no es aún el despertar a la verdad.

—Así pues, honorable Gotama, se salvaguarda la verdad, así es como se salvaguarda la verdad, así es como consideramos la salvaguardia de la verdad. Pero, honorable Gotama, ¿cómo, entonces, despertar a la verdad?, ¿cómo se despierta a la verdad?

»Preguntamos al honorable Gotama por el despertar a la verdad.

—He aquí, Bhāradvāja, que un monje depende para vivir de cierto pueblo o ciudad; un cabeza de familia o su hijo se le acercan y lo examinan en lo que respecta a tres actitudes, actitudes determinadas por la avidez, el odio y la ofuscación: «¿Hay en este venerable actitudes determinadas por la avidez que consuman su mente de tal manera que sin conocer diga: “conozco”, y sin ver, diga: “veo”, o de tal manera que induce a otros a hacer lo que les conduce a su sufrimiento e infelicidad por mucho tiempo?».

»Al examinarlo, saben: «En este venerable no hay actitudes determinadas por la avidez… [como antes]… La conducta corporal y verbal de este venerable es de alguien sin avidez. La Enseñanza que predica este venerable es una Enseñanza profunda, difícil de ver y difícil de comprender, apacible, excelsa, allende la lógica y las palabras, sutil, para ser experimentada por los sabios, no es una Enseñanza que pueda predicar bien alguien con avidez.

»Habiéndolo examinado y visto que se ha purificado de actitudes determinadas por la avidez, continúan examinándolo en lo que respecta a las actitudes determinadas por el odio:

»¿Hay en este venerable actitudes determinadas por el odio?… [como antes]… La conducta corporal y verbal de este venerable es de alguien sin odio. La Enseñanza que predica este venerable… [como antes]… no es una Enseñanza que pueda predicar bien alguien con odio.

»Habiéndolo examinado y visto que se ha purificado de actitudes determinadas por el odio, continúan examinándolo en lo que respecta a las actitudes determinadas por la ofuscación:

»¿Hay en este venerable actitudes determinadas por la ofuscación?… [como antes]… La conducta corporal y verbal de este venerable son de alguien sin ofuscación. La Enseñanza que predica este venerable… [como antes]… no es una Enseñanza que pueda predicar bien alguien con ofuscación.

»Habiéndolo examinado y habiendo visto que se ha purificado de actitudes determinadas por la ofuscación, entonces tienen fe en él; con la fe nacida en él, se acercan a él y le manifiestan sus respetos; habiéndole manifestado su respeto, le prestan atención; prestándole atención, escuchan bien la Enseñanza y, habiéndola escuchado bien, la recuerdan bien. Investigan el significado de lo que recuerda; habiéndolo investigado, lo aceptan tras reflexionar. Habiendo aceptado la Enseñanza tras reflexionar, nace el celo en ellos; habiendo nacido el celo en ellos, se aplican. Habiéndose aplicado, analizan críticamente; habiendo analizado críticamente, se esfuerzan. Habiéndose esforzado, experimentan con el cuerpo la verdad suprema y la ven intuitivamente por medio de la sabiduría. Así es, Bhāradvāja, como se despierta a la verdad, así se despierta a la verdad, así es como enseñamos el despertar a la verdad, pero eso no es aún el logro definitivo de la verdad».

—Así es, honorable Gotama, como se despierta a la verdad, así se despierta a la verdad, así es como consideramos el despertar a la verdad. Pero, honorable Gotama, ¿Cómo, entonces, lograr definitivamente la verdad?, ¿Cómo se logra definitivamente la verdad? Preguntamos al honorable Gotama por el logro definitivo de la verdad.

—Se logra definitivamente la verdad, Bhāradvāja, practicando mucho, cultivando y repitiendo asiduamente esas mismas cosas.

»Así es, Bhāradvāja, como se logra definitivamente la verdad, así se logra definitivamente la verdad, así es como enseñamos el logro definitivo de la verdad.

—Así es, honorable Gotama, como se logra definitivamente la verdad, así se logra definitivamente la verdad, así es como vemos el logro definitivo de la verdad. Pero, honorable Gotama, ¿Qué es entonces lo más necesario para lograr definitivamente la verdad? Preguntamos al honorable Gotama por lo más necesario para lograr definitivamente la verdad.

—El esfuerzo, Bhāradvāja, es lo más necesario para lograrla. Sin esforzarse no se logra definitivamente la verdad; es porque uno se esfuerza por lo que logra definitivamente la verdad. Por eso es lo más necesario para lograrla.

—Pero, honorable Gotama, ¿Qué es entonces lo más necesario para esforzarse? Preguntamos al honorable Gotama por lo más necesario para esforzarse.

—El análisis crítico, Bhāradvāja, es lo más necesario para esforzarse. Sin análisis crítico uno no se esfuerza; es porque uno analiza críticamente por lo que se esfuerza. Por eso es lo más necesario para esforzarse.

—Pero, honorable Gotama, ¿Qué es entonces lo más necesario para analizar críticamente? Preguntamos al honorable Gotama por lo más necesario para analizar críticamente.

—La aplicación, Bhāradvāja, es lo más necesario para analizar críticamente. Sin aplicación no se analiza críticamente; es porque uno se aplica por lo que uno analiza críticamente. Por eso es lo más necesario para analizar críticamente.

—Pero, honorable Gotama, ¿Qué es entonces lo más necesario para la aplicación? Preguntamos al honorable Gotama por lo más necesario para la aplicación.

—El celo, Bhāradvāja, es lo más necesario para la aplicación. Sin el celo uno no se aplica; es porque uno tiene celo por lo que uno se aplica. Por eso es lo más necesario para la aplicación.

—Pero, honorable Gotama, ¿Qué es entonces, lo más necesario para el celo? Preguntamos al honorable Gotama por lo más necesario para el celo.

—La aceptación racional de la Enseñanza, Bhāradvāja, es lo más necesario para el celo. Sin la aceptación racional de la Enseñanza uno no tiene celo; es porque uno acepta racionalmente la Enseñanza por lo que uno tiene celo. Por eso es lo más necesario para tener celo.

—Pero, honorable Gotama, ¿Qué es entonces lo más necesario para la aceptación racional de la Enseñanza? Preguntamos al honorable Gotama por lo más necesario para la aceptación racional de la Enseñanza.

—La investigación de su significado, Bhāradvāja, es lo más necesario para la aceptación racional de la Enseñanza. Sin investigar su significado uno no acepta racionalmente la Enseñanza; es porque uno investiga su significado por lo que uno acepta racionalmente la Enseñanza. Por eso es lo más necesario para la aceptación racional de la Enseñanza.

—Pero, honorable Gotama, ¿Qué es entonces lo más necesario para la investigación de su significado? Preguntamos al honorable Gotama por lo más necesario para la investigación de su significado.

—Recordar bien la Enseñanza, Bhāradvāja, es lo más necesario para la investigación de su significado. Sin recordar bien la Enseñanza uno no investiga su significado; es porque uno recuerda bien la Enseñanza por lo que uno investiga su significado. Por eso es lo más necesario para la investigación de su significado.

—Pero, honorable Gotama, ¿Qué es entonces lo más necesario para recordar bien la Enseñanza? Preguntamos al honorable Gotama por lo más necesario para recordar bien la Enseñanza.

—Escuchar bien la Enseñanza, Bhāradvāja, es lo más necesario para recordarla bien. Sin escuchar bien la Enseñanza uno no la recuerda bien; es porque uno escucha bien la Enseñanza por lo que uno la recuerda bien. Por eso es lo más necesario para recordar bien la Enseñanza.

—Pero, honorable Gotama, ¿Qué es entonces lo más necesario para escuchar bien la Enseñanza? Preguntamos al honorable Gotama por lo más necesario para escuchar bien la Enseñanza.

—Prestar atención, Bhāradvāja, es lo más necesario para escuchar bien la Enseñanza. Sin prestar atención uno no la escucha bien; es porque uno presta atención por lo que uno escucha bien la Enseñanza. Por eso es lo más necesario para escuchar bien la Enseñanza.

—Pero, honorable Gotama, ¿Qué es entonces lo más necesario para prestar atención? Preguntamos al honorable Gotama por lo más necesario para prestar atención.

—Manifestar respeto, Bhāradvāja, es lo más necesario para prestar atención. Sin manifestar respeto uno no presta atención; es porque uno manifiesta respeto por lo que uno presta atención. Por eso es lo más necesario para prestar atención.

—Pero, honorable Gotama, ¿Qué es entonces lo más necesario para manifestar respeto? Preguntamos al honorable Gotama por lo más necesario para ofrecer respeto.

—Acercarse, Bhāradvājo, es lo más necesario para manifestar respeto. Sin acercarse uno no manifiesta respeto; es porque uno se acerca por lo que uno manifiesta respeto. Por eso es lo más necesario para ofrecer respeto.

—Pero, honorable Gotama, ¿Qué es entonces lo más necesario para acercarse? Preguntamos al honorable Gotama por lo más necesario para acercarse a alguien.

—La fe, Bhāradvāja, es lo más necesario para acercarse. Sin fe uno no se acerca; es porque uno tiene fe por lo que uno se acerca. Por eso es lo más necesario para acercarse.

—Preguntamos al honorable Gotama por la salvaguardia de la verdad, y el honorable Gotama nos ha respondido sobre la salvaguardia de la verdad, nos gusta, lo aceptamos y nos complace.

»Preguntamos al honorable Gotama por el despertar a la verdad… por el logro definitivo de la verdad… por lo más necesario para el logro definitivo de la verdad, y el honorable Gotama nos ha respondido sobre el despertar a la verdad… sobre el logro definitivo de la verdad… sobre lo más necesario para el logro definitivo de la verdad; nos gusta, lo aceptamos y nos complace.

»Todo lo que le hemos preguntado al honorable Gotama nos lo ha contestado, y su respuesta nos gusta, la aceptamos y nos complace.

»Antes, honorable Gotama, pensaba así: «¿Quiénes son estos ascetas de cabeza rapada, morenos, plebeyos y engendros del pie del hombre cósmico para comprender la ley eterna?». Pero ahora el honorable Gotama me hace sentir afecto por los ascetas, verlos con buenos ojos y respetarles.

»¡Excelente, maestro Gotama, excelente, maestro Gotama! En verdad, maestro Gotama, como uno que levanta lo caído, o revela lo oculto, o indica el camino al extraviado, o alza un candil en la oscuridad pensando: «los que tengan ojos, que vean», así es como el Bienaventurado explica la Enseñanza de diversas maneras.

»Yo voy por refugio al maestro Gotama, a la Enseñanza y a la Comunidad de monjes. Ruego al maestro Gotama que de hoy en adelante me considere como un devoto laico venido a él por refugio para toda la vida».

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Fuente: Majjhima Nikaya 27 - Cūḷahatthipadopama Sutta
Traducción del pali: Amadeo Solé-Leris & Abraham Vélez de Cea

MAESTRO ZEN WÚ DǍO - Sutra Vimamsaka - Budismo zen Alicante.

En esta enseñanza sobre el espíritu crítico, también conocido como Vimamsaka Sutta, el Buddha aborda la forma en que los monjes deben examinar y evaluar su comprensión de su propia iluminación y las cualidades del Buddha. El Buddha Shakyamuni comienza señalando que un monje crítico, pero sin un conocimiento profundo de la mente del Buddha, debería llevar a cabo un examen adecuado antes de llegar a conclusiones.

El Buddha ofrece un enfoque paso a paso para llevar a cabo este examen. El monje debe evaluar las cualidades del Buddha en tres categorías: impuras, mixtas y puras, que pueden ser percibidas a través de los sentidos, específicamente, el ojo y el oído. El monje debe investigar si el Buddha posee cualidades impuras que pueden ser conocidas por el ojo y el oído. Sin embargo, el Buddha afirma que el Buddha no tiene cualidades impuras.

Luego, el monje debe examinar si el Buddha tiene cualidades mixtas que pueden ser conocidas por el ojo y el oído. Nuevamente, el Buddha declara que el Buddha no posee cualidades mixtas. Finalmente, el monje debe examinar si el Buddha tiene cualidades puras que pueden ser conocidas por el ojo y el oído. El Buddha afirma que sí tiene estas cualidades puras.

Además, el monje debe evaluar el tiempo en el que el Buddha ha adquirido estas cualidades. El monje debe determinar si el Buda las ha logrado desde hace mucho tiempo o si las ha adquirido recientemente. Según el Buddha, el Buddha ha logrado estas cualidades desde hace mucho tiempo, no recientemente.

El monje también debe investigar si el Buddha está libre de los peligros asociados con la fama y el reconocimiento. El Buddha explica que aquellos que no han alcanzado la fama y el reconocimiento no enfrentan los peligros que vienen con ellos, mientras que aquellos que han alcanzado la fama y el reconocimiento sí experimentan esos peligros. Sin embargo, el Buddha señala que él está libre de esos peligros a pesar de su fama y reconocimiento.

También, el monje debe evaluar si el Buddha es moderado y libre de temor, y si se abstiene de los placeres de los sentidos debido a que ha superado la pasión. El Buddha declara que él es moderado, sin temor y no se entrega a los placeres de los sentidos porque está libre de pasión y la ha eliminado.

El Buddha afirma que aquellos que tienen confianza en él y en sus enseñanzas profundas en estas cualidades verdaderas y firmes no pueden ser sacudidos por nadie en el mundo.

Vimamsaka Sutta

Así lo he oído. En cierta ocasión, el Bienaventurado residía en Sāvatthī, en la arboleda de Jeta, en el parque de Anāthapiṇḍika. Allí, el Bienaventurado se dirigió a los monjes:

—Monjes.

—Sí, venerable señor —respondieron los monjes.

Y el Bienaventurado les dijo:

—Monjes, el monje con espíritu crítico, desconocedor del alcance de la mente de otro, debería examinar al Tathāgata para averiguar si está o no completamente iluminado.

—Venerable señor, las enseñanzas tienen en el Bienaventurado su raíz, tienen al Bienaventurado como guía, tienen al Bienaventurado como refugio. En verdad que sería bueno, venerable señor, que el Bienaventurado aclarara el significado de sus palabras. Habiéndoselas escuchado, los monjes las recordarán.

—Entonces, monjes, escuchad, prestad cuidadosa atención y hablaré.

—Sí, venerable señor —respondieron los monjes.

Y el Bienaventurado les dijo:

—Monjes, el monje con espíritu crítico, desconocedor del alcance de la mente de otro, debería examinar al Tathāgata en lo referente a dos tipos de cualidades, las que pueden conocerse por el ojo y por el oído[417]: «¿Tiene o no tiene el Tathāgata cualidades impuras[418] que puedan conocerse por el ojo y por el oído?». Examinándolo de ese modo, conoce: «El Tathāgata no tiene cualidades impuras que puedan conocerse por el ojo ni por el oído».

»Luego lo examina aún más: «¿Tiene o no tiene el Tathāgata cualidades mixtas[419] que puedan conocerse por el ojo y por el oído?». Examinándolo de ese modo, conoce: «El Tathāgata no tiene cualidades mixtas que puedan conocerse por el ojo ni por el oído».

»Luego lo examina aún más: «¿Tiene o no tiene el Tathāgata cualidades puras que puedan conocerse por el ojo y por el oído?». Examinándolo de ese modo, conoce: «El Tathāgata tiene cualidades puras que pueden conocerse por el ojo y por el oído».

»Luego lo examina aún más: «¿El Tathāgata logró esas cualidades beneficiosas hace mucho tiempo o más bien las tiene desde hace poco?». Examinándolo de ese modo, conoce: «El Tathāgata logró esas cualidades beneficiosas hace mucho tiempo y no las tiene desde hace poco».

»Luego lo examina aún más: «¿Hay en este venerable monje alguno de los peligros que se dan en quien es famoso y está reconocido?». Porque, monjes, cuando el monje no ha conseguido fama y reconocimiento no se dan esos peligros, en cambio, monjes, cuando el monje consigue fama y reconocimiento sí se dan esos peligros.

»Examinándolo de ese modo, conoce: «Este venerable monje es famoso y está reconocido pero no hay en él ninguno de esos peligros».

»Luego lo examina aún más: «¿Este venerable es moderado sin temor, no se modera por temor? ¿Es por estar libre de pasión y haberla eliminado por lo que no se entrega a los placeres de los sentidos?».

»Examinándolo de ese modo, conoce: «Este venerable es moderado sin temor, no se modera por temor, no se entrega a los placeres de los sentidos porque está libre de pasión y la ha eliminado».

»Monjes, si otros preguntan al monje: «Venerable, ¿Cuáles son los hechos en que se basa el venerable para decir: “Este venerable es moderado sin temor, no se modera por temor, no se entrega a los placeres de los sentidos porque está libre de pasión y la ha eliminado”?»; para responder rectamente, monjes, el monje tendrá que responder así: «Este venerable, viviendo en comunidad o viviendo solo, viendo que unos van por el buen camino, otros por el malo, que unos instruyen a un grupo [y otros no], que algunos se involucran en asuntos materiales y otros no se ensucian con asuntos materiales, no desprecia a ninguno de ellos. Además, esto yo lo he escuchado de la boca del Bienaventurado y lo he aprendido del mismo Bienaventurado: “Yo soy moderado sin temor, no por temor, no me entrego a los placeres de los sentidos porque estoy libre de pasión y la he eliminado”».

»Monjes, entonces habría que interrogar al Tathāgata aún más: «¿Tiene o no tiene el Tathāgata cualidades impuras que puedan conocerse por el ojo y por el oído?». Monjes, al responder, el Tathāgata respondería: «El Tathāgata no tiene cualidades impuras que puedan conocerse por el ojo ni por el oído».

»Monjes, entonces habría que interrogar al Tathāgata aún más: «¿Tiene o no tiene el Tathāgata cualidades mixtas que puedan conocerse por el ojo y por el oído?». Monjes, al responder, el Tathāgata respondería: «El Tathāgata no tiene cualidades mixtas que puedan conocerse por el ojo ni por el oído».

»Monjes, entonces habría que interrogar al Tathāgata aún más: «¿Tiene o no tiene el Tathāgata cualidades puras que puedan conocerse por el ojo y por el oído?». Monjes, al responder, el Tathāgata respondería: «El Tathāgata tiene cualidades puras que pueden conocerse por el ojo y por el oído: estas son mi camino y estas son mi pastizal pero yo no me identifico con ellas».

»Monjes, merece la pena que el discípulo se acerque al maestro que dice así para escucharle predicar la Enseñanza. El maestro le predica la Enseñanza, lo más elevado y lo más sublime, lo oscuro, lo claro y sus relaciones mutuas. A medida, monjes, que el maestro va enseñando al monje de este modo, éste va perfeccionando uno a uno los estados mentales hasta llegar al conocimiento superior de esa Enseñanza. Entonces puede confiar en el maestro: «El Bienaventurado está completamente iluminado, la Enseñanza está bien explicada por el Bienaventurado, la Comunidad sigue el buen camino».

»Monjes, si otros preguntan al monje: «Venerable, ¿cuáles son los hechos en que se basa el venerable para decir: “El Bienaventurado está completamente iluminado, la Enseñanza está bien explicada por el Bienaventurado, la Comunidad sigue el buen camino”?»; para responder rectamente, monjes, el monje tendrá que responder así:

»«He aquí, amigos, que me acerqué al Bienaventurado para escucharle predicar la Enseñanza, el Bienaventurado me predicó la Enseñanza, lo más elevado y lo más sublime, lo oscuro, lo claro y sus relaciones mutuas. A medida, monjes, que el maestro me enseñaba de este modo, fui perfeccionando uno a uno los estados mentales hasta llegar al conocimiento superior de esa Enseñanza. Entonces pude confiar en el Maestro: “El Bienaventurado está completamente iluminado, la Enseñanza está bien explicada por el Bienaventurado, la Comunidad sigue el buen camino”».

»Monjes, de aquél cuya confianza en el Tathāgata se establece, arraiga y se fundamenta en estas cualidades, trazas y señales, se dice que su confianza se basa en cualidades ciertas, está arraigada en la visión, es firme y no hay asceta, brahmín, dios, Māra ni nadie en el mundo que la pueda quebrantar.

»Así es, monjes, como se examina al Tathāgata según la Enseñanza, así se examina bien al Tathāgata según la Enseñanza».

Así habló el Bienaventurado, y los monjes gozaron y se complacieron con sus palabras.

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Fuente: Majjhima Nikaya 27 - Cūḷahatthipadopama Sutta
Traducción del pali: Amadeo Solé-Leris & Abraham Vélez de Cea

MAESTRO ZEN WÚ DǍO - Sutra Cula hatthipadopama - Budismo zen Alicante.

El Sermón sobre el Símil de la Huella del Elefante, también conocido como el Cula hatthipadopama Sutta, es un texto sagrado dentro del budismo. En este sermón, el Buda Shakyamuni utiliza el símil de la huella del elefante para ilustrar el camino hacia la liberación del sufrimiento y la realización de la iluminación. El Buda utiliza este símil para transmitir la idea de que el camino hacia la iluminación puede ser difícil de descubrir al principio, pero una vez que se ha encontrado, es inequívoco y puede conducir a la liberación final del sufrimiento.

Imaginad un vasto bosque en el que un elefante ha dejado su huella. Esta huella es grande y distintiva, pero se encuentra en medio de un entorno complejo y confuso. Del mismo modo, el camino hacia la iluminación puede ser difícil de discernir en un mundo lleno de distracciones, deseos y apegos.

Sin embargo, al igual que un cazador experimentado puede rastrear a un elefante siguiendo su huella, los seguidores del camino budista pueden rastrear la verdad y alcanzar la iluminación a través de la comprensión de las Cuatro Nobles Verdades.

Las Cuatro Nobles Verdades son:

La verdad del sufrimiento: Reconocer que el sufrimiento es una parte inherente de la existencia humana. Incluye el sufrimiento físico, el sufrimiento mental y el sufrimiento causado por el cambio y la impermanencia.

La verdad del origen del sufrimiento: Comprender que el sufrimiento surge debido al apego, el deseo y la ignorancia. El apego a las cosas mundanas y la falta de comprensión de la verdadera naturaleza de la realidad son las causas fundamentales del sufrimiento.

La verdad de la cesación del sufrimiento: Darse cuenta de que el sufrimiento puede cesar. Al superar el apego y el deseo, y al desarrollar una comprensión profunda de la realidad, es posible alcanzar un estado de paz y liberación del sufrimiento.

La verdad del camino que conduce a la cesación del sufrimiento: Seguir el Noble Óctuple Sendero, que consta de ocho aspectos interrelacionados: visión correcta, intención correcta, discurso correcto, acción correcta, medio de vida correcto, esfuerzo correcto, atención correcta y concentración correcta. Estos aspectos del camino ofrecen una guía práctica para vivir una vida moral, sabia y consciente.

El Buda enfatiza que aquellos que siguen el camino deben tener una mente despierta y alerta. Deben cultivar cualidades como la sabiduría, la compasión y la moralidad. También advierte sobre los peligros del apego y las tentaciones mundanas, que pueden desviar a los practicantes del camino y mantenerlos atrapados en el ciclo del sufrimiento.

Este sermón es una valiosa guía para aquellos que buscan encontrar la verdad última y vivir una vida plena y significativa.

Cūḷahatthipadopama Sutta

Así lo he oído. En cierta ocasión, el Bienaventurado residía en Sāvatthī, en la arboleda de Jeta, en el parque de Anāthapiṇḍika. En aquella ocasión, por la mañana temprano, el brahmín Jāṇussoṇi salía de Sāvatthī en un carruaje todo blanco tirado por yeguas. Jāṇussoṇi, el brahmín, vio venir de lejos al asceta errante Pilotika. Al verle, le dijo así:

—¿De dónde viene a esta hora tan temprana el maestro Vacchāyana?

—Señor, vengo de estar con el asceta Gotama.

—¿Qué le parece al maestro Vacchāyana, el asceta Gotama tiene claridad de juicio? ¿Piensa que es sabio?

—¿Quién soy yo para saber si el asceta Gotama tiene claridad de juicio? Ciertamente, uno debería ser su igual para apreciar la claridad de juicio del asceta Gotama.

—Verdaderamente, el maestro Vacchāyana elogia sobremanera al asceta Gotama.

—¿Quién soy yo, señor, para elogiar al asceta Gotama? El asceta Gotama es elogiado por los más elogiados como el mejor entre dioses y hombres.

—¿Qué es lo que ve de bueno el maestro Vacchāyana en el asceta Gotama que tanto le respeta?

—Señor, al igual que un cazador de elefantes experimentado, entrando en un bosque donde viven elefantes, y viendo allí una gran huella de elefante, tanto de larga y tanto de ancha, llega a la conclusión: «Éste sí que es un gran elefante», de la misma forma, cuando vi las cuatro huellas del asceta Gotama, llegué a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado, la Enseñanza está bien explicada por el Bienaventurado, la Comunidad sigue el buen camino».

—¿Cuáles son esas cuatro huellas?

—He aquí, señor, que he visto a ciertos nobles muy doctos, inteligentes, versados en el debate con otros, muy sutiles en sus distinciones, que van por ahí con su sabiduría desmenuzando las concepciones de otros. Ésos, cuando oyen decir: «El asceta Gotama visitará tal pueblo o tal ciudad», se preparan y formulan una pregunta pensando: «Tras acercarnos al asceta Gotama le preguntaremos esto; si le preguntamos de esta forma nos responderá así, y le refutaremos de este modo; si le preguntamos de esta otra forma y nos responde así, de este otro modo le refutaremos».

»Luego, cuando se enteran: «El asceta Gotama está visitando tal pueblo o tal ciudad» se acercan a él y éste les deleita, alegra, motiva e instruye con una charla sobre la Enseñanza. Ellos complacidos, alegres, motivados e instruidos con una charla sobre la Enseñanza, ni siquiera le hacen ninguna pregunta al asceta Gotama. ¿Cómo, entonces, refutarle? Lo que sucede es que van y se hacen discípulos del asceta Gotama.

»Señor, cuando yo vi esta primera huella en el asceta Gotama llegue a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado, la Enseñanza está bien explicada por el Bienaventurado, la Comunidad sigue el buen camino».

»De nuevo, señor, he aquí que he visto a ciertos brahmines muy doctos, inteligentes, versados en el debate con otros, muy sutiles en sus distinciones, que van por ahí con su sabiduría desmenuzando las concepciones de otros. Ellos oyen… etc. [como antes]… y lo que sucede es que van y se hacen discípulos del asceta Gotama. Señor, cuando vi esta segunda huella del asceta Gotama llegué a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado, la Enseñanza está bien explicada por el Bienaventurado, la Comunidad sigue el buen camino».

»De nuevo, señor, he aquí que he visto a ciertos cabezas de familia muy doctos, inteligentes, versados en el debate con otros, muy sutiles en sus distinciones, que van por ahí con su sabiduría desmenuzando las concepciones de otros. Ellos oyen… etc. [como antes]… y lo que sucede es que van y se hacen discípulos del asceta Gotama. Señor, cuando vi esta tercera huella del asceta Gotama llegué a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado, la Enseñanza está bien explicada por el Bienaventurado, la Comunidad sigue el buen camino».

»De nuevo, señor, he aquí que he visto a ciertos ascetas muy doctos, inteligentes, versados en el debate con otros, muy sutiles en sus distinciones, que van por ahí con su sabiduría desmenuzando las concepciones de otros. Ellos oyen… etc. [como antes]… y lo que sucede es que van y piden permiso al asceta Gotama para pasar de la vida en el hogar a la vida sin hogar, y el asceta Gotama les concede el tránsito. Los que así han dado el paso y están viviendo solos, retirados, diligentes, fervorosos y resueltos, logran sin tardanza, en este mismo mundo, experimentando por sí mismos con conocimiento superior, alcanzar y permanecer en aquella insuperable consumación de la vida de santidad por la que los hijos de cualquier familia dejan el hogar, y hacen bien, para salir a la vida sin hogar. Ellos dicen así: «En verdad que antes estábamos casi perdidos, a punto de perecer, cuando nos llamábamos ascetas y no lo éramos, nos llamábamos brahmines y no lo éramos, nos decíamos santos y no lo éramos; sin embargo ahora sí somos ascetas, ahora somos brahmines, ahora somos santos».

»Señor, cuando vi esta cuarta huella del asceta Gotama llegué a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado, la Enseñanza está bien explicada por el Bienaventurado, la Comunidad sigue el buen camino».

Dicho esto, el brahmín Jāṇussoṇi bajó del carro todo blanco tirado por yeguas, se arregló el manto sobre un hombro y, alzando las manos en saludo reverencial hacia el Bienaventurado, exclamó tres veces lo siguiente:

—Loado sea el Bienaventurado, santo y completamente iluminado.

Loado sea el Bienaventurado, santo y completamente iluminado.

Loado sea el Bienaventurado, santo y completamente iluminado.

Sería bueno que antes o después coincidiéramos con el maestro Gotama y quizás podríamos tener algo de conversación con él.

Entonces el brahmín Jāṇussoṇi fue adonde estaba el Bienaventurado, se le acercó e intercambió saludos con él. Terminada aquella charla amigable y cortés, se sentó a un lado. Una vez sentado, el brahmín Jāṇussoṇi relató al Bienaventurado toda su conversación con el asceta errante Pilotika.

Cuando lo hubo contado, el Bienaventurado dijo al brahmín Jāṇussoṇi:

—Brahmín, con esto, el símil de la huella del elefante aún no está completamente detallado. Para que el símil de la huella del elefante esté completamente detallado, escucha con cuidadosa atención y hablaré.

—Sí, señor —contestó el brahmín Jāṇussoṇi al Bienaventurado.

El Bienaventurado dijo así:

—Brahmín, supongamos que un cazador de elefantes entra en un bosque donde viven elefantes y ve una gran huella de elefante, tanto de larga y tanto de ancha; si es un cazador de elefantes experimentado no llega sin más a la conclusión: «Éste sí que es un gran elefante». Y ¿por qué? Pues, brahmín, porque en un bosque de elefantes hay hembras de elefante que son pequeñas de talla pero con patas grandes, y esta huella podría ser de una de ellas. Él sigue por el bosque y ve una gran huella de elefante, larga, ancha y, en lo alto, arañazos; alguien que sea un cazador de elefantes experimentado no llega todavía a la conclusión: «Éste sí que es un gran elefante». Y ¿por qué? Pues, brahmín, porque en un bosque de elefantes hay hembras de elefante de gran talla con dientes salientes y patas grandes, y esta huella podría ser de una de ellas. Él sigue por el bosque y ve una gran huella de elefante, larga, ancha, arañazos en lo alto y tajos hechos por colmillos; si es un cazador de elefantes experimentado no llega todavía a la conclusión: «Éste sí que es un gran elefante». Y ¿por qué? Pues, brahmín, porque en un bosque de elefantes hay hembras de elefante de gran talla con colmillos y patas grandes, y esta huella podría ser de una de ellas. Él sigue por el bosque y ve una gran huella, larga, ancha, arañazos en lo alto, tajos hechos por colmillos y ramas rotas. Entonces ve a un gran elefante macho al pie de un árbol o en campo abierto, caminando, de pie, sentado o recostado; sólo entonces llega a la conclusión: «Éste sí que es un gran elefante».

»De la misma manera, brahmín, he aquí que un Tathāgata aparece en el mundo, santo, completamente iluminado, perfecto de saber y buena conducta, bien encaminado, conocedor del universo, insuperable guía de los seres humanos por adiestrar, maestro de dioses y hombres, iluminado, bienaventurado.

»Éste, habiendo experimentado por sí mismo con conocimiento superior, da a conocer este mundo con sus divinidades, sus Māra y Brahmā, a esta humanidad con sus ascetas y brahmines, con sus gobernantes y plebeyos. Él expone la Enseñanza que es buena en su principio, buena en su medio, y buena en su fin, tanto en la letra como en el espíritu, él proclama la vida de santidad lograda en su integridad y completamente pura.

»Un cabeza de familia o el hijo de un cabeza de familia o alguien nacido en cualquier otro clan escucha la Enseñanza. Al escucharla, nace en él la confianza en el Tathāgata. Dotado de esa confianza que ha nacido en él, reflexiona así: «La vida en el hogar está llena de estorbos e impurezas. La vida sin hogar es al aire libre. No es fácil, viviendo en un hogar, practicar la vida de santidad en su máxima integridad y completamente pura hasta el final, brillante como la madreperla. ¿Y si me cortase cabellos y barba, me pusiese el hábito anaranjado y dejase el hogar para salir a la vida sin hogar?».

»Y al cabo de poco tiempo, liberado de todos sus bienes, sean muchos o pocos, y liberado de sus parientes, sean muchos o pocos, cortándose los cabellos y la barba, y poniéndose el hábito anaranjado, da el paso de la vida en el hogar a la vida sin hogar.

»El asceta que así ha dado el paso, entra en la forma de vida y disciplina de los monjes:

»Renunciando a la muerte de seres vivientes, se abstiene de matar a seres vivientes. Dejando a un lado el garrote y dejando a un lado la espada, humilde y bondadoso, vive benévolo y compasivo para con todos los seres vivientes.

»Renunciando a lo que no le es dado, se abstiene de tomar lo que no le es dado, sólo toma lo que le ofrecen y con ello se contenta, y sin robar, vive con el ánimo puro.

»Renunciado a la vida sin castidad, se consagra a la vida de castidad, apartado del mal y absteniéndose del común trato carnal.

»Renunciando a la mentira, se abstiene de mentir, dice la verdad, es fiel a la verdad, es digno de confianza, es fiable y no engaña al mundo.

»Renunciando al hablar malicioso, se abstiene de hablar maliciosamente, lo que oye aquí no lo repite allí para provocar disensión entre los de allá y los de aquí, y lo que oye allá no lo repite aquí para provocar disensión entre los de aquí y los de allá, une a los que están divididos, promueve la armonía de los que están unidos, le divierte la concordia, disfruta y goza con ella diciendo palabras que tienden a fomentarla.

»Renunciando al hablar grosero, se abstiene de hablar groseramente, todo su hablar es amistoso, agradable al oído, afable, que llega al corazón, cortés, querido y preferido por muchos.

»Renunciando al hablar frívolo, se abstiene de hablar frívolamente, sus palabras son oportunas, verídicas, provechosas, habla de la Enseñanza y de la Disciplina, a su debido tiempo, dice palabras dignas de atesorarse, razonadas, moderadas y beneficiosas.

»Se abstiene de dañar semillas o plantas vivientes. Come una sola vez al día, no se alimenta a deshora, ni por la noche.

»Se abstiene de bailes, cantos, músicas y espectáculos frívolos.

»Se abstiene del uso de guirnaldas, perfumes y cosméticos, así como de alhajas y otros adornos de la persona.

»Se abstiene del uso de lechos ni muy altos ni muy anchos.

»No acepta oro ni plata. No acepta grano sin cocer ni carne cruda. No acepta mujeres, sean mayores o jóvenes; no acepta esclavos ni esclavas, ni cabras, ni ovejas, ni cerdos, ni aves de corral, ni ganado, caballos o elefantes, ni campos o terrenos.

»Se abstiene de llevar encargos o de hacer de mensajero. Se abstiene de comprar o vender. Se abstiene del uso de medidas, metales o pesos falsos. Se abstiene de cualquier género de corrupción, soborno, fraude o engaño. Se abstiene de cualquier acto de violencia, robo, asalto, secuestro, asesinato o tortura.

»Se contenta con un manto para proteger su cuerpo y con un cuenco en el que recibir la comida para sustentar su estómago, y así, dondequiera que va, lleva eso consigo. Libre como un pájaro que, vuele adonde vuele, no lleva otra carga más que sus alas, así va el monje por doquier con su manto y su cuenco de comida.

»Dotado de este noble conjunto de virtudes, experimenta interiormente una felicidad sin tacha. Cuando ve una forma con la vista no se aferra ni a sus características ni a sus detalles, ya que al que vive con una facultad visual descontrolada le pueden invadir estados mentales perjudiciales o nocivos de aflicción y avidez; practicando el control, protege la facultad visual y se dedica a controlar la facultad visual. Cuando oye un sonido con el oído… huele un olor con el olfato… gusta un sabor con el gusto… toca algo tangible con el tacto… tiene conciencia de un pensamiento con la mente, no se aferra ni a sus características ni a sus detalles, ya que al que vive con una facultad mental descontrolada le pueden invadir estados mentales perjudiciales o nocivos de aflicción y avidez; así practica el control, protege la facultad mental y se dedica a controlar la facultad mental. Practicando así este noble control de las facultades, experimenta en su interior una felicidad sin tacha.

»Actúa con plena lucidez en todo lo que hace, ya sea yendo o viniendo… mirando adelante o mirando a su alrededor… encogiéndose o estirándose… llevando la túnica, el cuenco y el manto… comiendo, bebiendo, masticando, saboreando… defecando u orinando… caminando, de pie, sentado, dormido, despierto, hablando o en silencio, actúa con plena lucidez.

»Dotado de este Noble conjunto de virtudes, dotado de este noble control de las facultades y dotado de esta Noble atención y lucidez, se instala en un lugar de residencia aislado, un bosque, el pie de un árbol, una colina, un barranco, una cueva de montaña, un cementerio, una selva, una llanura, un montón de paja. De vuelta de recolectar la comida que le ofrecen, después de haber comido, se sienta con las piernas cruzadas y, habiendo cruzado las piernas, pone su cuerpo erguido y enfoca la atención en torno a la boca.

»Renunciando a la codicia por lo mundano, permanece con una mente libre de codicia, limpiándose la mente de codicia.

»Renunciando al odio y a la malevolencia, permanece con una mente libre de malevolencia y, limpiándose la mente de odio y de malevolencia, vive benévolo y compasivo para con todos los seres vivos.

»Renunciando a la pereza y apatía, permanece libre de pereza y apatía, con la mente despejada, lúcido y atento, limpiándose la mente de pereza y apatía.

»Renunciando al desasosiego y a la ansiedad, permanece sereno, con paz interior en la mente, limpiándose la mente de desasosiego y ansiedad.

»Renunciando a la duda, permanece libre de duda, sin confusiones sobre lo que es provechoso, limpiándose la mente de duda.

»Renunciando a estos cinco impedimentos, impurezas de la mente que debilitan la sabiduría, apartado del deseo de los sentidos, apartado de lo que es perjudicial, alcanza y permanece en la primera abstracción meditativa, en la que hay gozo y felicidad nacidos del apartamiento y va acompañada de ideación y reflexión. Esto, brahmín, se denomina la huella del Tathāgata, los arañazos del Tathāgata, los tajos del Tathāgata. El Noble Discípulo, sin embargo, no llega todavía a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado, la Enseñanza está bien explicada por el Bienaventurado, la Comunidad sigue el buen camino».

»Luego, brahmín, al cesar la ideación y la reflexión, el monje alcanza y permanece en la segunda abstracción meditativa, en la que hay gozo y felicidad nacidos de la concentración, está libre de ideación y reflexión, y va acompañada de unificación de la mente y serenidad interior.

»Esto, brahmín, se denomina la huella del Tathāgata… etc. [como antes]. El Noble Discípulo, sin embargo, no llega todavía a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado.‥».

»Luego, brahmín, al desvanecerse el gozo, el monje permanece ecuánime, atento y lúcido, experimentando con el cuerpo aquel estado de felicidad que los Nobles llaman: «Vivir feliz, atento y ecuánime», con lo que alcanza y permanece en la tercera abstracción meditativa.

»Esto, brahmín, también se denomina la huella del Tathāgata… etc. [como antes]. El Noble Discípulo, sin embargo, no llega todavía a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado…».

»Luego, brahmín, al renunciar al placer, al renunciar al dolor, y previa desaparición de la alegría y la aflicción, el monje alcanza y permanece en la cuarta abstracción meditativa, sin dolor ni placer, completamente purificada por la atención y la ecuanimidad.

»Esto, brahmín, también se denomina la huella del Tathāgata… etc. [como antes]. El Noble Discípulo, sin embargo, no llega todavía a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado…».

»Entonces, con la mente así concentrada, completamente purificada, nítida, intachable, libre de impurezas, maleable, dispuesta para la acción, equilibrada, inmutable, dirige la mente hacia el conocimiento y recuerdo de sus vidas anteriores. Recuerda sus múltiples vidas anteriores, es decir, un nacimiento, dos, tres, cuatro, cinco, diez, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta, cien, mil, cien mil nacimientos, muchos ciclos cósmicos de contracción, muchos ciclos cósmicos de expansión, muchos ciclos cósmicos de contracción y expansión: «Allí, así me llamaba, tal era mi familia, tal era mi apariencia, tal era mi alimento, así experimenté placer y dolor, tanto así duró mi vida, allí fallecí y en otra parte reaparecí, allí, así me llamaba, tal era mi familia, tal era mi apariencia, tal era mi alimento, así experimenté placer y dolor, tanto así duró mi vida, allí fallecí y aquí reaparecí».

»Así, recuerda sus múltiples vidas anteriores con sus características y detalles. Esto, brahmín, también se denomina la huella del Tathāgata… etc. [como antes]. El Noble Discípulo, sin embargo, no llega todavía a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado…».

»Entonces, con la mente así concentrada, completamente purificada, nítida, intachable, libre de impurezas, maleable, dispuesta para la acción, equilibrada, inmutable, dirige la mente hacia el conocimiento del nacer y morir de los seres. Con el ojo divino purificado, que va más allá del humano, ve a los seres falleciendo y reapareciendo, conoce a los seres inferiores, superiores, bellos, feos, afortunados, desafortunados según sus acciones anteriores y sabe: «Ciertamente, los seres de mala conducta corporal, de mala conducta verbal, de mala conducta mental, que insultan a los Nobles, que sostienen concepciones erróneas, cuyas acciones se derivan de concepciones erróneas, tras la muerte y descomposición del cuerpo reaparecen en la perdición, en un mal destino, en lugares de sufrimiento, en los infiernos. Pero, señor, aquellos seres de buena conducta corporal, de buena conducta verbal, de buena conducta mental, que no insultan a los Nobles, que sostienen concepciones verdaderas, cuyas acciones se derivan de concepciones verdaderas, tras la muerte y descomposición del cuerpo reaparecen en un buen destino, en algún mundo celestial».

»Así, con el ojo divino purificado que va más allá del humano, ve a los seres falleciendo y reapareciendo, conoce a los seres inferiores, superiores, bellos, feos, afortunados, desafortunados y sabe que renacen según sus acciones anteriores.

»Esto, brahmín, también se denomina la huella del Tathāgata… etc. [como antes]. El Noble Discípulo, sin embargo, no llega todavía a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado…».

»Entonces, con la mente así concentrada, completamente purificada, nítida, intachable, libre de impurezas, maleable, dispuesta para la acción, equilibrada, inmutable, dirige la mente hacia el conocimiento de la aniquilación de las corrupciones.

»Sabe tal y como es: «Esto es el sufrimiento», sabe tal y como es: «Éste es el origen del sufrimiento», sabe tal y como es: «Éste es el cesar del sufrimiento», sabe tal y como es: «Éste es el camino que lleva al cesar del sufrimiento»; sabe tal y como son: «Éstas son las corrupciones», sabe tal y como es: «Éste es el origen de las corrupciones», sabe tal y como es: «Éste es el cesar de las corrupciones», sabe tal y como es: «Éste es el camino que lleva al cesar de las corrupciones».

»Esto, brahmín, también se denomina la huella del Tathāgata, los arañazos del Tathāgata, los tajos del Tathāgata. El Noble Discípulo no ha llegado a la conclusión todavía, si bien está ya llegando: «El Bienaventurado está completamente iluminado, la Enseñanza esta bien explicada por el Bienaventurado, la Comunidad sigue el buen camino». Cuando sabe y ve así, su mente está liberada de la corrupción de los deseos de los sentidos, la mente está liberada de la corrupción del devenir, la mente está liberada de la corrupción de la ignorancia. Cuando está liberado, sabe que está liberado y sabe: «Aniquilado el renacer, cumplida la vida de santidad, hecho lo que había que por hacer, no hay ya más devenir».

»Esto, brahmín, también se denomina la huella del Tathāgata, los arañazos del Tathāgata, los tajos del Tathāgata. Aquí, brahmín, es cuando el Noble Discípulo llega a la conclusión: «El Bienaventurado está completamente iluminado, la Enseñanza está bien explicada por el Bienaventurado, la Comunidad sigue el buen camino».

»Aquí, brahmín, es cuando el símil de la huella del elefante queda completo con todo detalle».

Habiendo dicho esto el Bienaventurado, el brahmín Jāṇussoṇi le habló así:

—¡Excelente maestro Gotama, excelente maestro Gotama! En verdad, maestro Gotama, como uno que levanta lo caído, o revela lo oculto, o indica el camino al extraviado, o alza un candil en la oscuridad pensando: «los que tengan ojos, que vean», así es como el Bienaventurado explica la Enseñanza de diversas maneras. Yo voy por refugio al maestro Gotama, a la Enseñanza y a la Comunidad de monjes. Ruego al maestro Gotama que de hoy en adelante me considere como un devoto laico venido a él por refugio para toda la vida.

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Fuente: Majjhima Nikaya 27 - Cūḷahatthipadopama Sutta
Traducción del pali: Amadeo Solé-Leris & Abraham Vélez de Cea

MAESTRO ZEN WÚ DǍO - La importancia de la apertura mental en las enseñanzas Budistas - Budismo zen Alicante.

LA LIBERACIÓN DE LOS PUNTOS DE VISTA: UN CAMINO HACIA LA VERDAD EN EL BUDISMO.

El Buda enseñó que la verdad última o la comprensión profunda no puede ser capturada por una sola idea o concepto fijo. Si nos apegamos a una idea y la consideramos como la única verdad absoluta, nos cerramos a otras posibilidades y limitamos nuestra comprensión. La verdad es fluida y compleja, y se debe buscar mediante la exploración continua y la apertura mental.

Aunque la verdad esté frente a nosotros, si estamos atrincherados en nuestras ideas preconcebidas y no estamos dispuestos a cuestionarlas, no seremos capaces de reconocerla o asimilarla. Abrir la mente implica dejar de lado los prejuicios y estar abierto a considerar diferentes perspectivas.

Al apegarnos rígidamente a estas ideas, nos limitamos a nosotros mismos y cerramos las puertas a otras posibilidades que podrían llevarnos a un mayor entendimiento y bienestar. El Buddha-Dharma nos insta a ser cautelosos y abiertos a la exploración en lugar de aferrarnos a creencias fijas.

El fanatismo y la intolerancia que surge cuando nos aferramos de manera excesiva a una doctrina, teoría, teología o ideología, incluso si son budistas, nos llevará al desastre. Al idolatrar o aferrarnos a estas ideas, limitamos nuestra comprensión y perpetuamos el sufrimiento.

Las enseñanzas budistas se consideran medios o herramientas que nos ayudan en nuestro camino espiritual. Su propósito principal es guiarnos en el desarrollo de la observación profunda y el cultivo de nuestro entendimiento y compasión.

La observación profunda implica mirar más allá de las apariencias superficiales y penetrar en la verdadera naturaleza de las cosas. A través de la observación profunda, podemos desarrollar una comprensión más completa y auténtica de la realidad y de nosotros mismos.

El entendimiento y la compasión son cualidades clave que se cultivan en el budismo. El entendimiento nos permite ver las interconexiones y la impermanencia de todas las cosas, mientras que la compasión nos lleva a actuar con bondad y comprensión hacia todos los seres.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que las enseñanzas budistas no deben ser utilizadas como doctrinas para promover la violencia, la lucha, el asesinato o el fanatismo. No deben ser motivo de pelea o conflicto, ni deben ser consideradas como verdades absolutas por las cuales estaríamos dispuestos a matar o morir.

Las enseñanzas budistas nos invitan a cultivar la paz, la armonía y el respeto por todos los seres. Son una guía para vivir una vida plena y significativa, basada en el amor, la sabiduría y la inclinación hacia uno mismo y hacia los demás.

Hay una enseñanza budista que podemos utilizar para no caer en la trampa de la ignorancia, este sermón llamado Sutra Kalama nos enseña la importancia del pensamiento crítico, la libertad de pensamiento y la exploración personal en el camino espiritual. Nos anima a confiar en nuestra propia experiencia y sabiduría interna para discernir la verdad, en lugar de depender únicamente de las enseñanzas externas.

El Sutra Kalama es un texto budista que se considera de gran importancia debido a su enfoque en el pensamiento crítico y la libertad de pensamiento en el ámbito espiritual. En este sutra, Buda se dirige a la tribu Kalama y les da consejos sobre cómo discernir la verdad y la falsedad en las enseñanzas espirituales.

En lugar de aceptar ciegamente las enseñanzas de los maestros espirituales, Buda aconseja a los Kalama que lleven a cabo una investigación personal y evalúen la veracidad de esas enseñanzas por sí mismas. Es decir, no deben aceptar algo solo porque un maestro o una autoridad lo diga, sino que deben utilizar su propio discernimiento y criterio para determinar si es verdadero o falso.

Esta enseñanza es importante porque resalta la capacidad y la responsabilidad de cada persona de buscar y evaluar la verdad por sí misma. En lugar de depender completamente de la autoridad externa, se aliena a las personas a confiar en su propia experiencia y sabiduría interna.

El Sutra Kalama destaca la importancia de la experiencia personal y la observación directa como una forma de alcanzar la comprensión y la verdad espiritual. Se enfatiza que cada individuo tiene la capacidad de discernir y comprender por sí mismo, en lugar de depender exclusivamente de las palabras o creencias de otros.

En un mundo en el que hay diversas perspectivas y enfoques espirituales, este sutra nos recuerda la importancia de no aceptar las cosas de manera acrítica, sino de investigar y evaluar cuidadosamente antes de adoptar cualquier creencia o práctica. Promueve el pensamiento independiente y el desarrollo de la sabiduría personal.


ENLACES:

MAESTRO ZEN WÚ DǍO - La búsqueda de lo efímero - Budismo zen Alicante.

Hay personas que dedican su vida a buscar metas y objetivos que son superficiales y transitorios, como el placer personal, la acumulación de riquezas, la búsqueda de reconocimiento y la fama. Estas metas, aunque pueden ser deseables en cierto sentido, no garantizan una satisfacción duradera ni un propósito significativo en la vida.

Al igual que el pescador no puede atrapar peces en un río sin agua, una persona que persigue metas mundanas no puede encontrar la plenitud y la realización personal.

Debemos reflexionar sobre cómo utilizamos nuestro tiempo y nuestras energías, intentando no caer en la trampa de perseguir metas vacías y superficiales que no contribuyen a nuestro crecimiento personal ni nos brindan una verdadera satisfacción.

Busca metas y propósitos más significativos, aquellos que nos permitan desarrollar nuestro potencial, contribuir al bienestar de los demás y encontrar un sentido profundo en nuestras vidas.

"El tiempo es un regalo precioso; no lo malgastes persiguiendo sombras fugaces en el viento." - Maestro zen Wú Dǎo